El último contacto que sus hermanos tuvieron con Miguel Ángel Acosta, de 28 años, fue poco antes de las 5 de la tarde. A esa hora, salió de San Martín rumbo a la calle Colombia de Catia, donde alguien lo citó. Miguel no les dijo a qué iría para ese sitio que además, nunca, mientras vivió en Caracas, frecuentó. Luego no supieron más de él.
EL UNIVERSAL
Como no llegó a dormir, el viernes salieron a buscarlo y lo encontraron en la morgue de Bello Monte. Cuando averiguaron se enteraron que hubo un testigo que contó lo que pasó.
De acuerdo a esa versión, Miguel estaba hablando con una persona en la calle Colombia. Se había bajado de la moto que le prestaron para llegar hasta allá. De pronto llegaron dos hombres también en moto y el parrillero se bajó, lo apuntó y le pidió que entregara el vehículo. Al parecer, Miguel se resistió y por eso le dispararon repetidas veces.
Según pudieron averiguar, contó Humberto Hernández, cuñado de Miguel, él murió en el sitio del hecho. Todo ocurrió a eso de las 5:10 de la tarde del jueves y nadie dio mayores detalles de lo que pasó. Solo sane que se robaron la moto.
Miguel había llegado de Panamá hacía dos semanas. Necesitaba arreglar los papeles de una sus hijas para llevársela a vivir con él. Una vez completados los trámites, se quedaría hasta hoy, Día del Padre y mañana viajaría de regreso.
En Panamá vivía con otro de sus hermanos desde hacía seis meses. Se dedicaba a instalar equipos de sonido en carros. "Esto que estamos viviendo es algo muy crítico. Uno no se siente seguro en ningún lado... Nos autocolocamos un toque de queda", dijo Humberto mientras esperaba en la morgue de Bello Monte los trámites necesario para retirar el cuerpo de Miguel Ángel.
El día que mataron a Miguel Ángel, iba a conocer a otra de sus hijas. Una niña de tres años a quien no había podido ver, sino por fotografías, por algunos problemas personales, refirieron sus familiares.
Rotación en sala de autopsias
Hasta el viernes, fueron ingresados 219 cuerpos a la morgue de Bello Monte. Eso significa un promedio de 15 entradas cada día del mes de junio. De acuerdo a los ingresos totalizados en meses anteriores, hasta ahora el número de cadáveres por día se mantiene.
El número 216/06 fue asignado al cuerpo de un adolescente de 15 años. Según explicaron fuentes policiales, el joven quedó atrapado en medio de un tiroteo que protagonizaron dos bandas rivales en el barrio Primero de Mayo de El Cementerio, este viernes a las 4:05 de la tarde.
El muchacho llegó del colegio el vienes al mediodía. Almorzó y descanso un rato. Poco después de las 3 de la tarde, le pidió dinero a su papá, explicaron fuentes de la policía científica, para comprar un película. Salió y regresó.
El DVD lo dejó sobre la mesa y pidió un poco más de dinero para comprar un refresco y una "Samba"; esas serían las chucherías que comería mientras disfrutaba del film.
Cuando llegó a la bodega e hizo el pedido, se acercaron miembros de la banda del barrio Los Sin Techo a cobrar vacuna en la bodega. Los integrantes de la banda del barrio Primero de Mayo llegaron a defender su terreno, y comenzó el tiroteo. Al adolescente no le dio tiempo de esconderse o correr. Cayó en la puerta del establecimiento y murió.
