Juan José Vera Ortega, de once años, murió luego de ser fuertemente golpeado por una moto en la mañana de ayer. Supo que no sobreviviría. "Me mató", le dijo a su madre antes de caer al suelo sin fuerzas. Lo trasladaron hasta el ambulatorio El Silencio
Por Faviana García / laverdad.com
"Mamá, te amo", dijo Juan José Vera Ortega (11) para despedirse. Estaba parado frente a su casa, esperando un carrito para ir a la iglesia. Le lanzó un beso a su madre, ella respondió con una sonrisa y de inmediato la alegría se acabó. Un motorizado presuntamente ebrio se tragó la flecha de la vía y arrolló al pequeño. Le rompió un brazo, logró pararse, dar unos pocos pasos y decir "me mató" antes de caer al suelo. En seguida, Judith Vera le contestó "estás vivo", tomó al niño y lo llevó a un centro asistencial, donde luego moriría.
Eran las 6.50 de la mañana cuando el pánico se hizo presente en la casa ubicada en el sector Rafael Urdaneta, avenida 50 vía a Perijá de la parroquia Domitila Flores, en el municipio San Francisco. Miles de preguntas se le atravesaron a la madre del niño cuando se enteró de que su hijo ya no tenía signos vitales, pero ninguna respuesta calmó su dolor.
Frente a la morgue forense relató lo sucedido. "Él se despertó a las 6.00 de la mañana como todos los domingos. Quería ir a la iglesia El Carmen temprano, para ayudar en los arreglos que se hacen antes de la misa. Allá era monaguillo. Salí con él para vigilarlo mientras esperaba un carrito. Su cuerpo estaba mirando a la carretera, pero giró su cabeza para enviarme un beso y decirme 'mamá, te amo'. De la nada salió el motorizado, se tragó la flecha de la vía y atropelló de frente a mi hijo".
Imprudente
El conductor también voló con el impacto. Su cuerpo quedó a 40 metros de distancia. No se paró. La madre, desesperada por lo sucedido, sintió un poco de alivio al ver a Juan José caminar y decir "me mató", pero su cuerpo volvió a caer. Sus palabras de aliento valieron poco, ya que al llegar al ambulatorio El Silencio su hijo no tenía signos de vida.
Antes de partir al dispensario, Judith Vera les dijo a sus vecinos que no dejaran escapar al culpable. Llamaron a la Policía de San Francisco, se presentaron poco después y se llevaron preso al joven, de aproximadamente 23 años. La moto también la retuvieron. "Luego nos enteramos de que al muchacho la Guardia Nacional lo había detenido por una hora, estaba muy borracho. No entiendo por qué lo dejaron ir así".
"Me dijo que me esperaría en la iglesia. No lo acompañé porque pidió hacer un vaso para uno de sus hermanos. Además, quería llegar temprano para así poder ayudar en la decoración de la iglesia por ser también el día del padre". Comentó que siempre pensó que en el futuro su hijo sería cura, "porque le gustaba mucho asistir a la iglesia y ayudar".