El viejo era un roble”, nos dice un vecino de Río Verde, estado Guárico. “Bueno pues, esto se ha convertido en tierras de bandoleros, cuando no es la banda del Picure, son los narcos o los colectivos armados. El Guárico mijita, se lo llevó el diablo”. “Eran buena gente, trabajadores y humildes”, dice otro trabajador de la tierra, visiblemente destrozado con la noticia.
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Preguntamos a los campesinos, sobre este doble asesinato, vil y canallesco con evidencias claras de torturas. Este fue el testimonio:
“Los encontramos amarrados y con disparo”. Según el CICPC, con una data de muerte de aproximadamente seis días fueron localizados los cadáveres de Luis Alberto Plaza Alaya de 63 años y Carlos Manuel Plaza Salvati de 72, en una finca ubicada en Río Verde, municipio Ortiz.
Según la información suministrada por fuentes ligadas a las pesquisas, los dos hombres -que son primos- residían en la propiedad.
“No se aguantaba el mal olor”, dicen los vecinos de la zona. “La hedentina era fuerte, mijita”. Un olor putrefacto venía de la vivienda y dieron aviso a los funcionarios Poliguárico , quienes confirmaron el hallazgo de los dos cuerpos en avanzando estado de descomposición.
El CICPC, presume que fueron ajusticiados, pues fueron encontrados amarrados con mecates y heridas de bala.
Ambos cuerpos fueron trasladados al cementerio municipal de San Juan de los Morros para efectuarle la necropsia de ley.
Se conoció que en la vivienda encontraron signos de violencia y que los homicidas estaban buscando objetos de valor, además no estaba la camioneta de una de las víctimas. Ya los agentes del Eje de Homicidios iniciaron las pesquisas para determinar las causas del asesinato y la identidad de los responsables, aunque el móvil que cobra mayor fuerza es el robo.
De manera extraoficial se supo que uno de los fallecidos era sobrino del Comisario Rodolfo Plaza Márquez, primer director del Cicpc.
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