A Edixon Barboza lo mataron en el sector La Esperanza de La Cañada, mientras que su padre, Pedro Barboza, murió camino al hospital. Les dispararon al menos 17 veces. La Policía investiga el crimen como venganza. La comunidad denunció que las víctimas se negaban a pagarle vacuna a la banda de Yon Galán
Por Jéssika Ferrer Palma / Foto: Odailys Luque / Diario La Verdad
Los vecinos del sector La Esperanza se conglomeraron frente al abasto El Bobo. Ninguno quería perderse el instante en el que la Policía científica volteara el cadáver ensangrentado de Erickson Barboza Méndez (36), exmarido de la exalcaldesa Maira Zamora. Pese al sol, el calor, la humedad y la insistencia de los oficiales para apartarlos, no se movieron, se montaron hasta en las cercas. Entre dientes, los curiosos lamentaron el asesinato del comerciante y de su padre, Pedro Nolazco Barboza, de 59. Señalaron a la banda de Yon Galán como la responsable. "La familia se negaba a pagarles vacuna".
Los Barboza almorzaron en su casa, a unos 60 metros de donde los mataron, y caminaron, a eso de la 1.30 de la tarde, hasta el negocio que atendían desde hace al menos mes y medio. Conversaban sentados en la acera cuando vieron acercarse a los asesinos en una motocicleta. Quisieron correr, pero no les dio tiempo. Seguidos de sus primeros movimientos sonó la ráfaga de disparos, se escucharon unas 17 detonaciones, comentaron los averiguadores.
"Atacaron primero al muchacho, su padre quiso defenderlo, lo abrazó y también lo tirotearon", contó entre dientes una mujer, quien describió y defendió la reputación de las víctimas. "Eran hombres trabajadores, de buena familia y muy queridos".
Erickson se desangró en la vía pública. Su cuerpo robusto quedó boca abajo, sus zapatos estaban pulcros, al igual que su jean azul. El suéter amarillo aún estaba empapado de la sangre de su pecho y cabeza. A su padre lo trasladaron al Hospital Concepción I y de allí lo remitieron al Hospital General del Sur, en el trayecto falleció. Antes de las 2.00 de la tarde, la familia sufrió dos bajas.
Una veintena de mujeres se trasladó a la casa de las víctimas. Lloraban, se abrazaban, gritaban, se lamentaban, apenas unas horas festejaban el cumpleaños de Erickson, y ahora el dolor les desgarraba el alma. Los averiguadores tampoco pudieron contener el llanto cuando Rocky, el hijo menor de los Barboza, arribó a la casa. El muchacho apenas podía sostenerse en pie, dos conocidos lo bajaron casi en hombros de una camioneta.
"Me dejaron solo, me quedé solo", repetía una y otra vez Rocky, mientras los presentes hacían cola para consolarlo. El mensaje de las mujeres coincidió: "Cálmate mijo, pensá en tu mamá". Como pudieron lo arrastraron hasta la habitación de su progenitora, y desde la distancia se escuchó un alarido. Todos se imaginaron el encuentro y lloraron.
A unos escasos metros de la vivienda de los Barboza, una casa grande, de placa y pintada de verde con blanco, los detectives colectaban las evidencias. Unos 20 funcionarios abordaron la escena, acordonaron el área con cinta amarilla, cuatro patrullas y un tráiler de Poliurdaneta.
La Policía maneja el caso como una venganza. Hasta ahora no tienen sospechosos ni posibles culpables. Los vecinos se quejaban de su actuación, lamentaban que no atraparan a los homicidas. "Nos sentimos acorralados, nos acosan, nos hostigan y ellos pierden el tiempo". Hasta que no se movió el último oficial, ninguno abandonó su puesto. Sudados y desesperanzados, la veintena de curiosos volvió a su casa.
El luto de Zamora
Desde 2012, la exalcaldesa Maira Zamora no cambia el luto. En abril de esa fecha acabaron con su pareja Oswaldo Ortega García (29) en el Hipódromo de Santa Rita. En ese momento se dijo que el crimen lo ordenaron por una supuesta deuda. Cuatro meses después, en agosto, ultimaron a Oliver Morillo, un taxista de su confianza. En febrero de 2013 mataron a su exescolta, Frainis Simón Álvarez Sánchez (35), conocido como el "Torito".
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