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23 de agosto de 2015

El secuestro en Venezuela se ha dolarizado


Secuestradores ya no quieren bolívuares para el cobro de rescate. Expertos en seguridad han detectado desde comienzos de 2015 que en Caracas existen lugares conocidos como “neveras” en los que son retenidas las víctimas mientras se realiza la negociación

ANGÉLICA LUGO / Javier Mayorca / El Nacional

A José Méndez –nombre ficticio– lo secuestraron un día de julio a las 11:00 pm, cuando se desplazaba en su vehículo por una urbanización de Caracas que prefiere no mencionar. Los plagiarios, que le bloquearon el paso por delante y por detrás, lo apuntaron con armas de fuego y lo tuvieron en su automóvil durante casi 4 horas, mientras lo “ruleteaban” y negociaban con familiares –a través de su teléfono– el pago del rescate, que variaba entre 20.000 y 50.000 dólares.

Al cortar la comunicación, los delincuentes optaron por buscar una vivienda rural donde mantenerlo retenido. Esa improvisación de cautiverio es conocida como “nevera” en la jerga criminal.

“Cuando no tuvieron más contacto con mi familia empezaron a llamar a los cuidadores de las ‘neveras’ para que me recibieran. Fue la tercera persona la que prestó el servicio porque las otras estaban ocupadas. Allí me tuvieron hasta las 12:00 m del siguiente día, cuando me liberaron”, contó la víctima.

Los plagios registrados en el país en las primeras 32 semanas entre el 1° de enero y la segunda semana de agosto de 2014 y de 2015 demuestran que este año los secuestros aumentaron de 109 a 154, lo que representa un incremento de 41,3%, y las víctimas se elevaron de 127 a 203, lo que equivale a 59,8%, según datos extraoficiales del Cicpc.

La escasa denuncia ciudadana, a juicio del criminólogo Fermín Mármol García, conduce a evaluar el delito del secuestro desde la percepción y no desde el punto de vista casuístico.

“Tenemos un 2015 con aumento del secuestro breve, sin lugar a dudas. Me atrevo a decir que la percepción de aumento está por encima de 60%. El delincuente ha sido hábil y ha tenido la madurez de mutar en el delito. En la actualidad el secuestrador está retomando el robo en bienes inmuebles y los paseos millonarios, en los que recorren cajeros automáticos con las víctimas”, precisó Mármol García.

“Neveras como vías alternas”. El comisario general Miguel Dao, ex director del Cicpc, explicó que las “neveras”, que conoce desde principios de 2015, son una opción que utilizan los plagiarios según cómo fluya la transacción del pago del rescate de las víctimas.

“Cuando hay un retardo en la negociación las víctimas pueden estar cautivas hasta el siguiente día. Hemos tenido conocimiento de casos en los que las víctimas son llevadas a ‘neveras’ donde hay hasta tres personas cautivas”, dijo el comisario.

Dao calcula que 99% de los secuestros en Caracas son exprés, pues los delincuentes intentan concretar el pago del rescate en el menor tiempo posible.

Mármol García señala que en la premura por finalizar la operación los plagiarios piden pago en dólares, y en caso de no completar la suma la concretan con otra moneda extranjera o con relojes y joyas.

Más temprano y entre semana. A diferencia de años anteriores, los plagiarios operan en días de semana y más temprano. “La incidencia del delito es de lunes a jueves entre las 6:30 pm y las 10:30 pm. Hay algunos delincuentes rezagados que consiguen una buena oportunidad después de las 11:00 pm, pero no es el común de la actividad”, asegura Dao.

Mármol García advierte que algunos grupos delictivos, a cuyos integrantes denomina “mañaneros”, operan de lunes a viernes entre las 4:30 am y las 6:00 am. “Estas bandas son más peligrosas porque asumen más riesgos que las que operan de noche. Tienen más logística para prolongar los secuestros y mantener cautivas a sus víctimas hasta que se concrete el pago”, explica.

El criminólogo dijo que en la estructura organizativa de las bandas dedicadas al secuestro hay tres figuras. “Están los pegadores, que son quienes interceptan a las víctimas y que en algunos casos son los líderes; les siguen los negociadores, que son los encargados de contactar a familiares de las víctimas, en algunos casos desde centros penitenciarios; y los cuidadores, que son quienes esperan instrucciones para mantener en un lugar a las personas o moverse. Por lo general, cada banda está integrada por un mínimo de 6 individuos y por un máximo de 18”, puntualiza.

Los dos especialistas consultados insisten en que las víctimas de plagios denuncien ante la División Antiextorsión y Secuestro del Cicpc.

“Se debe denunciar, negociar y no pagar. El que una víctima pague significa que estará financiando los siguientes secuestros de su entorno. Las personas deben saber que uno de los elementos que toman en cuenta los secuestradores es el tipo de vehículo en el que se desplazan, pues a través del carro sacan un perfil de la víctima. Se tiene que estar en el aquí y en el ahora, prevenido. Transitar vías rápidas e iluminadas y evitar tener información personal en los teléfonos y computadores”, sugiere Dao.

Distorsiones

Las estadísticas de la policía científica sobre secuestros reflejan solo una parte de la dinámica relacionada con ese delito en el país.

El criminólogo Fermín Mármol García ha explicado que, además del Cicpc, la Fiscalía y la Guardia Nacional Bolivariana reciben denuncias y adelantan investigaciones que generalmente no son incorporadas a las cifras de la policía.

Otros casos, además, los trabajan cuerpos de seguridad regionales y municipales, especialmente cuando son detectados en flagrancia. En junio, por ejemplo, la Policía del municipio Vargas detuvo a ocho agentes de Polinacional cuando intentaban llevarse a un empresario aduanero utilizando vehículos oficiales. Este caso no figura en las cifras del Cicpc.

La policía de investigación, además, despliega su trabajo antisecuestros a través de siete bases, dispersas a lo largo de la zona norte del país. Tres de ellas se encuentran en Distrito Capital y en Miranda. De allí que la mayoría de las averiguaciones iniciadas por sus agentes sean de esos lugares.

Hay casos de secuestros convencionales en estados como Barinas, Guárico y Bolívar que son conocidos directamente por la GNB, sin participación del Cicpc. Esos tampoco entran en las cifras comúnmente divulgadas.

Por ejemplo, informes del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestros de la GNB atribuyen a la banda Juvenal más de 250 plagios solo en 2015. Esta organización delictiva opera entre el sur de Aragua y Guárico. En esos dos estados el Cicpc solo ha reportado 37 víctimas.


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