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13 de julio de 2015

Los sicarios no iban por Yésika, iban por su prima


"Wilmito" creyó que su exnovia Angélica lo engañaba y planificó matarla. Contrató a "Ricardito", quien tenía dos semanas de haber salido de El Marite, y junto con "Jhonatan" el pasado jueves en la noche puso en marcha un plan que fracasó, pues acabó con la vida de una inocente y no de su expareja.

José Antonio González / Diario La Verdad

Yésika Alejandra Martínez Rivas, de 27 años, resultó ser una víctima colateral de un asesinato organizado en contra de su prima Angélica Andreína Moreno Rivas (29), por celos. Wilmer Antonio Romero Sánchez, apodado el "Wilmito", confesó a la Policía científica que contrató a un sicario para asesinar a su expareja, quien sobrevivió.

Las autoridades explicaron que "Wilmito" sentía que su novia Angélica había cortado la relación porque andaba con otro hombre. Este pensó que por esa razón ella se había ido al exterior por seis meses, y cegado por los celos durante su ausencia planificó el asesinato.

Romero, tras saber que su "amor" había regresado a Maracaibo avisó a su amigo "Jonathan", quien lo ayudaría y contrató a "Ricardito", quien gracias al Plan Cayapa tiene dos semanas de haber salido del retén El Marite, donde pagó una condena de tres años por el delito de homicidio.

Durante los seis meses que Angélica estuvo fuera del país, "Wilmito" no perdió comunicación con ella y con quien fue su suegra, pues a esta la visitaba con frecuencia para saber cada movimiento que su exnovia realizaba. Romero tenía conocimiento de la cantidad de dinero que Moreno traería al país y los objetos que compró para vender.

El jueves en la noche se concretó el plan. Yésika salió de su trabajo en una juguetería, ubicada en la Circunvalación 2, hasta casa de su prima Angélica, situada en la calle 91A del barrio Monte Santo I, para acompañar a su tía al Aeropuerto Internacional La Chinita a buscar a su hija.

Plan en marcha

A las 11.00 de la noche, cuando llegaban a la casa de Angélica, "Wilmito", "Jonathan" y "Ricardito" interceptaron el Ford Zhepyr verde del taxista donde iban las tres mujeres. Sometieron al chofer, le dieron un "cachazo" en la cabeza y lo dejaron tirado en el suelo. A la señora también la bajaron y solo se llevaron a las dos muchachas, a quienes ruleteraron varias horas en el mismo automóvil por la zona sur de la ciudad hasta llegar a la avenida 52 del barrio San Javier de la parroquia Luis Hurtado Higuera.

Las bajaron del vehículo. "Ricardito" les ordenó que se arrodillaran y seguido les disparó. El proyectil de Angélica se desvió con un hueso, se paseó por el borde interno de la corteza craneana y luego salió, sin herirla de gravedad. Ella se hizo la muerta. El disparo que recibió Yésika en la región occipital fue letal.

El trío de criminales al verlas tendidas sobre la trilla huyeron. Angélica al ver que ya los hombres no estaban se levantó y comenzó a pedir ayuda. Sus súplicas fueron escuchadas y residentes de la zona las auxiliaron y las trasladaron hasta la emergencia del Hospital General del Sur, donde certifican la muerte de Yésika.

Para sorpresa de "Wilmito", Angélica seguía con vida y tras esa noticia él, junto a sus secuaces, intentó ingresar al centro de salud para rematarla, pero la alta presencia policial en el lugar impidió el segundo atentado. Con los objetos y los tres mil 800 dólares robados, "Wilmito" pagó el negocio a los homicidas.

Dolor y llanto

La sala del apartamento 00-04, del bloque A6 ubicado en la segunda etapa del sector Raúl Leoni, de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, ayer se llenó de familiares, amigos y allegados, para despedir a Yésika.

Los Martínez Rivas estaban desconsolados por la pérdida. No daban crédito a lo que les estaba ocurriendo. Yeniré Martínez recordó cómo su hermana buscaba cumplir todos los sueños que fueron truncados el pasado jueves.

Yésika era la mayor de tres hermanas. Trabajaba como administradora y cajera en una juguetería de la Circunvalación 2. Y para darle un nivel de vida adecuado a sus dos hijos, de ocho y tres años, se dedicaba también al comercio, para además poder terminar de construir una casa que le asignaron en una invasión cercana al edificio.

"Mi hermana era un ángel. Ella no mantenía problemas con nadie. Su vida eran sus hijos y su meta era culminar sus estudios en Administración. Ahora sus niños quedaron huérfanos y al cuidado de su abuela paterna sin saber lo que le ocurrió con su madre".


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