Bajo engaño citó a su exmujer para pagarle el dinero de la venta de un terreno y la mató a palazos y puñaladas. Luego, enterró el cadáver en la orilla de una playa del sector El Carmelo en La Cañada de Urdaneta.
K. González / M. Chávez / Foto Leonel Sandrea / Panorama
Leberson Junior Nacit García (26) vendió sin la autorización de Lisbeth del Carmen Troconis Paz (24) un terreno que los dos habían adquirido.
Durante un año demostró ser un hombre “amoroso y pacífico”. Hace seis meses habían terminado la convivencia y la noche del sábado se rebeló y agredió a su ex mujer hasta matarla.
Lisbeth, una vendedora de calzado en la sucursal de Zapato Grande de esa localidad, salió de su trabajo el sábado a las 6:00 de la tarde, para encontrarse con Nacit.
La noche llegó y con ella la incertidumbre en la casa de los familiares de la mujer. Con el paso de las horas aumentaba la angustia en la vivienda ubicada en el sector Casa Blanca. Lisbeth nunca volvió.
Su hermana, Stephany Rincón, expresó: “Nos preocupamos porque mi her mana nunca llegó a la casa. La preocupación aumentó, cuando su jefe llamó y notificó que no fue a trabajar el domingo. Comenzamos a indagar y descubrimos que su expareja también desapareció. Fue cuando supimos que algo malo había ocurrido”.
La familiar aseguró que Nacit mantenía otra relación y con el dinero de la venta del terreno le estaba dando lujos a la nueva pareja. “Mi hermana se enteró y le exigió que le pagara su dinero, pero él optó por quitarle la vida de esta manera tan aberrante”, deploró Rincón.
La abuela de Lisbeth, Norka de Rincón, también presume que a su nieta la mató Nacit, luego de sostener una fuerte discusión por el dinero del terreno.
El cuerpo de la mujer fue hallado semienterrado en un caño de una playa, ubicada a dos casas del balneario La Fortaleza, donde trabajaba Nacit como vigilante. De allí se llevó todos sus enseres y, al parecer, los quemó.
“Nosotros fuimos a buscarlo y encontramos todo limpio. Creemos que alguien de su familia lo ayudó a limpiar el lugar. Pudo ser su hermana o su padre. El padre también está huyendo”, señaló la pariente.
El progenitor de Lisbeth, Handenson Rincón, contó que al saber sobre la desaparición de su hija se acercó a la casa de Nacit. “Sus familiares estaban llorando. Me aseguraron que él también desapareció, luego de llamar a un tío el sábado en la noche y pedirle ayuda porque se había metido en un problema y lo iban a matar. Después de eso se perdió el contacto con él”, aseguró el progenitor de Lisbeth.
Handenson apenas tenía dos años de haberse reencontrado con la segunda de sus siete hijos.
“No la crié, pero nos apegamos mucho los últimos dos años. La reconocí, porque siempre colocaba la palma de sus manos en las mías y se reía al ver lo pequeñas que las tenía. También por una cicatriz que tiene en la espalda”, recordó Rincón.
“Mi hija ya no quería nada con ese hombre. Ella aseguraba que no estaba dispuesta a mantener a nadie y eso era lo que él quería. Esa razón también influyó para que él la matara”, comentó el padre, desde la morgue forense de la Universidad del Zulia.
El cadáver fue levantado por funcionarios del Cicpc. Lo llevaron a la morgue del cementerio Corazón de Jesús, en la avenida La Limpia de Maracaibo. De allí fue trasladado, ayer en la tarde, al camposanto La Concepción, ubicado en La Cañada de Urdaneta.
Lisbeth soñaba con ser madre. Estaba planificando iniciar un tratamiento para concebir.
“Muchos niños la llamaban mamá en la calle. Quien necesitaba de ella, lo llevaba a su casa y les daba ropa y comida”. Su hermana resumió con dolor: “Lisbeth era como un ángel”.
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