Por Luisana González noticias@laverdad.com
Roban, matan, extorsionan y cobran vacunas para financiar la compra o alquiler de armas. Nueve homicidios se han reportado en las inmediaciones del barrio. Las comunidades viven temerosas, porque quien denuncia firma su acta de defunción
Los barrios Teotiste de Gallegos, La Lucha, Los Pescadores y Santa Rosa de Agua, ubicados en la parroquia Coquivacoa al norte de Maracaibo, forman un rectángulo mortal. A pesar de ser sectores vecinos viven en guerra. Cada noche sus tiroteos se escuchan hasta la urbanización Monte Bello y Milagro Norte. Tras las balaceras, seguidamente se oyen y ven pasar las sirenas de las ambulancias y patrullas hacia las barriadas. Ante tal alboroto, los vecinos se limitan a murmurar: “Ya mataron a otro”.
“La guerra entre bandas se origina por la disputa de territorios”. Un habitante asegura que las mafias de Teotiste tienen meses intentado "dominar a La Lucha por ser un territorio más pequeño, pero ellos no lo permiten". Sus enfrentamientos son a muerte.
Teotiste de Gallegos es territorio de Los Quintero y Los Valecillos, esta última es la banda con más integrantes. Los jefes de las mafias no superan los 40 años y las edades de sus súbditos oscilan entre 16 y 20 años. Ambas se dedican al robo de viviendas y carros. En esa barriada también, aunque con menor poder, conviven las pandillas del "Pantera", ubicada en la entrada del sector Rómulo Gallegos, conformada por 20 hombres; del "Robert", quien está preso; Los Victorinox, Los Harry Potter, del "Bebé" y del "Niño", quien controla el barrio Santa Rosa de Agua.
Otro estilo
En el barrio La Lucha el sistema es distinto. Hay más azotes que bandas. Son jóvenes entre 14 y 20 años. Es una guerra de todos contra todos. Compiten cada día por ser el más respetado por los vecinos y para ello organizan “robos a casas cercanas, atracan en la iglesia del sector, distribuyen drogas, cobran vacunas a los abastos de su comunidad, el pago mínimo suele ser de cinco mil bolívares, quien no cancele su cuota lo tirotean, primero para amedrentar y luego para dejar claro quién manda".
Un vecino, quien se mantendrá en el anonimato por protección, contó que los más temidos son: el "Culón", quien en la actualidad está preso, pero sigue dominando el sector El Cuadro; el "Pilo", quien se apropió de la cancha ubicada en el centro de la barriada para reunirse a diario. A ellos se unen el "Yender", el "Chicho" y el "Chino".
De Los Pescadores se adueñaron los GCK, la Zona Glock, el Tren del Norte y Los Chatarreros. Junto con los pistoleros del barrio La Lucha elaboran los planes de ataque para los delitos que cometerán. Los GCK tienen su red identificada en la página web Facebook, allí posan con sus armas, con sus botines y mujeres.
Algunas de las bandas se asociaron a los prames de la cárcel de Sabaneta para extorsionar, matar, cobrar vacunas, robar carros y casas y secuestrar. Otros, los más nuevos, usan la reputación de sus contrincantes para amedrentar y conseguir recursos para "alquilar armas. En eso pueden gastar unos 500 bolívares diarios, dependiendo del arma que escojan y para qué la van a utilizar. Semanalmente pueden pagar hasta unos dos mil bolívares, como mínimo".
En ese círculo se "juegan la vida". A los impostores los matan, a quienes quieren abandonar también. A los soplones, mejor conocidos como las "brujitas", los liquidan sin piedad, a quien sorprenden violando territorio ajeno lo torturan. La fama se paga con plomo y bajo esa ley han acabado con nueve jóvenes durante 2013.
Preocupación
Ríchard Godoy, sacerdote de la iglesia San Ramón Nonato, se siente preocupado por el vandalismo en la zona norte de Maracaibo. Precisó que en los últimos seis meses han atracado seis veces dentro del templo luego de culminar las homilías.
Como muestra de lo que viven, el sacerdote recordó que el último atraco que presenció fue durante una boda. A la novia le dio una crisis de nervios, su novio no sabía cómo consolarla. Literalmente, los atracadores les arruinaron el día más feliz de su vida como pareja.
“Son muchachitos los que atracan. Llegan con sus armas y empiezan a despojar a las personas de sus carteras, teléfonos, prendas. Hasta el dinero de la ofrenda se llevan”.
Luego de los últimos robos contrataron vigilantes permanentes para que protegieran la integridad física de todos los fieles durante las ceremonias.
“Necesitamos patruje policial. Que recorran toda la zona para evitar esos malos ratos”
Ríchard Godoy, Sacerdote de la iglesia San Ramón Nonato
Vida corta
25 años es el promedio de vida de los miembros de las bandas.
13 años es la edad en la que los delinuentes cometen su primer delito.
500 bolívares pagan a diario para tener un arma.
Vigilados
Los vecinos de las barriadas de Coquivacoa coinciden en que los líderes de las bandas los vigilan. Están pendientes de quiénes entran y salen. A los extraños los atracan. Están pendientes de las actividades de todos. A los miembros de las bandas contrarias los liquidan antes de transitar por la comunidad.
"Vivimos con cuidado. Evitamos hacer comentarios de uno u otro. A los que hablan mal los esperan, los emboscan y los matan. Si denuncian a la Policía, la familia completa se debe mudar".
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