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22 de junio de 2015

Tomaron agua del Lago de Maracaibo para sobrevivir en un pozo de PDVSA


Unas 36 horas pasaron los ocho pescadores en el pozo petrolero UD-113 al norte de La Salina PDVSA, en Cabimas. Los seis ladrones se llevaron los motores de dos lanchas, las redes y 90 kilos de pescado. La pérdida asciende los cuatro millones de bolívares

Por Jéssika Ferrer Palma / Foto: Jhair Torres / La Verdad

Levemente deshidratados, con la piel enrojecida y manchada de petróleo encontraron a los pescadores Óscar Júnior Soto (31), Luis Guillermo González (35), Luis Néstor Cárdenas (23), Jonathan Quintero (27), Yonardy Soto (26), Adrián Enrique Soto González (25), Francisco José Mavárez (46) y Ángel Benito Cabrera Soto (51) en el pozo petrolero UD-113 al norte de La Salina PDVSA, en Cabimas. Pasaron unas 36 horas en el corazón del Lago luego de que seis piratas los sometieran y les robaran las embarcaciones y los pescados.

Los sobrevivientes sonreían tímidamente. Todos los que pasaban por la avenida principal del barrio San Luis, en San Francisco, les daban unas palmaditas en los hombros, los abrazaban o los felicitaban. Querían conocer su historia, decían que habían nacido de nuevo. Allá, a unos cuatro kilómetros de la orilla de la playa Pililo, tuvieron que cantar y protegerse uno con otro para no morir.

"Tomamos agua de la playa para sobrevivir", recordó Yonardy Soto, pescador. En la desesperación por la sed y el hambre, metieron las manos al agua y bebieron del Lago. Uno intentó atrapar un bagre con las manos para comer. "Creíamos que moriríamos. Otro día allá y no la contamos".

A Luis Guillermo le dio una crisis de nervios al ver que las embarcaciones pasaban y no los veían. "Los hijos míos, solo pienso en los hijos míos" le repitió insistentemente a sus compañeros. Ángel Benito Cabrera, mejor conocido como "Tonco", recurrió a canciones de Armando Armas para calmarlo.

Contabilizaron 10 lanchas. Cada vez que daban la vueltan mojaban la ropa con crudo y la balanceaba sobre sus cabezas. Ninguno los vio. Ayer al mediodía, Luis Guillermo se desesperó. "Se lanzó al agua quería llegar a otra plataforma, desde allá podrían verlo. No aguantó y gritó: 'Sáquenme que me desmayo'. Lo rescatamos y lo regañamos. Nos dijo: 'Tengo que acabar con esto. No aguanto más'".

Intempestivamente Francisco Mavárez se lanzó al agua. Nadó unos 500 metros. Se sostuvo a una boya y desde allá hizo señales a la lancha de la Guardia Costera. Se salvaron. Los llevaron al muelle, lo revisaron los médicos y les diagonosticaron deshidratación leve. Los montaron en una patrulla y a las 4.00 de la tarde se reencontraron con sus familiares. Acechados

Los pescadores zarparon a las 4.30 de la tarde del municipio San Francisco. Navegaron hasta Lagunillas y pescaron, durante cuatro horas unos 90 kilos de peces entre róbalo, curvina y lisa. A las 10.00 de la noche se dividieron la carga entre las embarcaciones El Pilo 3 y El Pilo 5 y empezaron el viaje de regreso, contó Jonathan Quintero.

Surcaban las aguas de Punta Gorda cuando escucharon unas 10 detonaciones. Quintero aseguró que aceleraron y les volvieron a disparar. Creyeron que escaparían, pero los tenían muy cerca. Los seis desconocidos, todos con medias en las cabezas, los sometieron. Tenían cuatro escopetas y dos revólveres. Los lanzaron al piso de las lanchas, condujeron por una hora hasta la plancha. "Quise voltear y uno de ellos me pegó con el revólver en el hombro. Luis Guillermo se puso nervioso y lo apuntaron en la cabeza con la escopeta. Adrián casi se ahoga en el piso".

Recorrieron el Lago por cuatro horas. Luego los obligaron a bajarse en el pozo y allí los abandonaron. Los pescadores desde lo lejos los vieron desmontar los motores de las lanchas, pasar los pescados a otras lanchas, llevarse las redes y dejar a la deriva a El Pilo 3 y El Pilo 5. Los pescadores pasaron hambre, frío, sed y sol por 36 horas. Perdieron al menos cuatro millones de bolívares en el asalto.

En el rescate participaron al menos 30 embarcaciones pescaderas, seis lanchas y dos patrulleros de Guardacostas, cuatro de Vigilancia Costera y dos de la Policía de San Francisco.

En sus declaraciones, los sobrevivientes desconocían quiénes los atacaron y lamentaron que les robaran sus instrumentos de trabajo. "Estamos vivos y eso hay que agradecerlo, pero queremos más seguridad en el Lago. Esto puede repetirse y quién nos asegura que podamos contarla otra vez", acotó Soto.

Se defienden

Omar Valero Altuve, comandante del Destacamento Vigilancia Costera Nro. 11 de la Guardia Nacional, aseguró en una nota de prensa que “lo que denuncia un familiar de uno de los pescadores rescatados. Desde que estoy al mando hemos desmantelado más de 22 bandas criminales del Lago de Maracaibo, dedicadas al robo de material petrolero y delitos comunes, se han retenido cantidades de motores y embarcaciones presuntamente robadas o adulteradas. Todo pasó al Ministerio Público".

Las denuncias se reciben en los puestos de Vigilancia Costera se procesan, sostuvo el comandante, quien además declaró que el patrullaje se extiende por toda la franja costera.


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