Yordy Rosales estaba con Weldimar Briceño cuando uno de los tubos de la torre la mató en Grano de Oro. La muchacha tenía 16 años y murió de forma instantánea. Sus familiares la enterrarán hoy en el cementerio San Sebastián
Por Juan José Faría / laverdad.com
Yordy Rosales tiene 19 años y ayer no sabía cómo actuar frente a la urna de su esposa. Se hizo viudo bajo el ritmo de Chino y Nacho y aún no sabe a quién echarle las culpas del deceso de Weldimar Briceño, una adolescente de 16 años con quien vivía desde 2012. El domingo acordaron salir por primera vez a la Feria. La muchacha, residente del barrio La Polar en el municipio San Francisco, quería saber cómo eran esas festividades. Siempre escuchó malos comentarios -atracos, empujones, riñas y botellas al aire-, pero en los diarios nunca aparecía nada negativo al día siguiente. Se confió.
Ese día salió con Yordy y una tía y una prima de él. Vivían juntos. Pese a la edad, Weldimar y Yordy eran novios desde que ella tenía 12 años. Entonces se alistaron y fueron a buscar al resto de las acompañantes, que estaban en la capital del municipio Jesús Enrique Lossada, La Concepción.
El muchacho se muestra tranquilo al lado de Dirsa, su suegra. Velan el cuerpo de la muchacha desde el lunes en la noche y la enterrarán hoy en el cementerio San Sebastián. Es una casa humilde en cuyo recibidor solo había unos pocos muebles donde, en su lugar, estaba ayer el féretro marrón con una imagen de Jesucristo. Sobre la tela blanca, que forra la parte interna del cajón de madera, una fotografía posada de Weldimar.
En su primera visita, el miedo acorraló a la muchacha y pese a las ganas de ver al dúo musical de cerca, se conformó con quedarse lejos de la multitud. La prima de su novio estuvo con ella a un lado de la torre de sonido que llevaba la música a los rezagados en el espectáculo. Yordy estaba aburrido y su rostro somnoliento conmovió a la muchacha y le recomendó que comprara una cerveza mientras ella disfrutaba de la presentación con su prima. La tía, que ya estaba cansada de estar parada, se retiró del lugar para recostarse en la pared de uno de los kioscos de cerveza.
El muchacho se retiró unos pocos metros. La música a millón, los gritos ensordecedores, la gente brincando. Miró de reojo la presentación de Chino y Nacho y notó cuando alguien en el escenario señaló a la derecha. Él siguió la dirección con la mirada: la torre se desplomaba. Sintió confusión. No pensaba que los kilos de metal pudieron ocasionarle daño a sus familiares, pero cuando vio a la multitud correr y gritar, supuso que sus acompañantes no estaban bien. No esperó la cerveza y corrió. Eran las 11.00 de la noche.
Fue cuando comenzó el miedo. Llamó por teléfono varias veces pero no había cobertura entre las 142 mil personas que estaban en la Feria. Tampoco conseguía respuesta de las autoridades, que se apuraron a acordonar la zona para evitar que las espectadores siguieran pisando a los heridos. No pudo exigir información y se conformó con esperar a que acabara el concierto.
Estuvo hasta las 4.00 de la mañana. Nunca había visto tantos funcionarios juntos, ni siquiera antes de que se desplomase la torre. Esperó, pero nadie le explicó qué sucedía. Pensó que su tía, su prima y su esposa lo dejaron al perder la comunicación, pero sintió temor de pronto y se fue a los hospitales. En el Universitario no había heridos con los nombres que él dio y se regresó al complejo ferial. Eran las 7.00 de la mañana.
"Cuando llegué en la mañana vi que unos funcionarios de la Policía científica estaban ahí y le pregunté a uno de ellos. Él me pidió el nombre de ella y luego me dijo: Tengo que darte una mala noticia". Fue cuando Yordy supo que su esposa estaba muerta.
En sus visitas a la morgue y a la medicatura forense, Yordy debió explicar varias veces que su esposa estaba parada a un lado de la torre que se desplomó, y no sobre ella. Sus palabras las confirman el parte médico y las causas de la muerte: una herida en el cráneo que le recorrió la frente hasta la zona occipital, es decir, en la parte de atrás. "Es una herida gigante, pero además de eso, no tiene ni un solo daño en su cuerpo".
Rechazo
María Briceño lloraba a su prima cuando el lunes en la noche llegaron a su casa la alcaldesa de Maracaibo, Eveling Trejo; el gobernador de Miranda, Henrique Capriles; el candidato Julio Montoya y varios miembros del tren ejecutivo.
Fueron a darles el pésame, pero a los familiares de la muchacha no les gustó la visita. "Ya nada se puede hacer. En ese sitio no había un solo policía y pese a que hubo imprudencia por parte de quienes se montaron, creo que se pudo evitar".
La muchacha era la tercera de seis hermanos y sus padres residen en el barrio La Polar. Comenzó este año a estudiar el primer año de educación diversificada en el liceo Mathías Lossada de San Francisco.
7 horas tardó Yordy Rosales en encontrar a su esposa muerta
Weldimar Briceno .16. Desde el año pasado vivía con su pareja y estudiaba el cuarto año de bachillerato en el liceo Mathías Lossada. Tenía cinco hermanos. La entierran hoy.