El cuerpo sin manos y sin cabeza del comerciante estaba enterrado en el sector El Hueco de Gramoven. Uno de los detenidos habría confesado el lugar donde estaba enterrado.
THABATA MOLINA / EL UNIVERSAL
Comisiones de la División Contra Homicidios del Cicpc desenterraron ayer los restos del cadáver del comerciante de origen portugués José Enrique Maia Sardinha, de 39 años, que fue secuestrado el pasado 8 de julio, en la calle Colombia de Catia, mientras descargaba mercancía junto a dos empleados de confianza.
La víctima fue interceptada por tres hombres armados que se lo llevaron secuestrado y se comunicaron inicialmente con su esposa y luego con su hermano a quienes le pidieron una alta suma de dinero por su liberación. Para el momento en que comenzaron las negociaciones, los plagiarios dijeron que eran funcionarios policiales.
Posteriormente, el 12 de julio fueron lanzadas la cabeza y las manos del comerciante en la avenida San Martín.
Los restos de Maia estaban enterrados en el sector El Hueco de Gramoven, al otro lado del cerro del cual fueron desenterrados el lunes otros dos cadáveres, uno de un taxista que tenía 10 días desaparecido y otro que aún no ha sido identificado por las autoridades.
El comisario Daniel Álvarez, jefe de la División Contra Homicidios, indicó que los restos del comerciante fueron hallados después de 24 horas de búsqueda en el área.
Al parecer, habría sido uno de los cuatro integrantes de la banda delictiva que fueron detenidos en el operativo del lunes, quien confesó la ubicación de los restos del comerciante.
La policía científica identificó a los cuatro detenidos en el operativo que arrancó a las 4 de la madrugada del lunes como Joscan Fernando Hernández Villaroel, de 26 años; Michael Graterol Reyes, de 23 años; Jordan Díaz Novoa, de 23 años, y un adolescente de 17 años. De los tres integrantes de la banda que fueron ultimados en el enfrentamiento con la policía, solo dos fueron identificados como Edgar José Paniagua y Jhon Alfredo Cáceres.
La investigación inicial por el secuestro de José Enerique Maia estaba en manos del Grupo Antiextorsión y Secuestros de la Guardia Nacional, hasta el día que fueron halladas las manos y la cabeza, que las pesquisas fueron asumidas por el Cicpc.
Desde entonces, los investigadores habían hecho varios interrogatorios tanto a los familiares, como a personas que eran sospechosas de estar implicadas en el plagio del comerciante de origen portugués.
Maia fue el primero de una serie de cadáveres que han aparecido descuartizados en varias zonas de Caracas. Hasta ahora las autoridades continúan manejando que el móvil del hecho fue el secuestro, y tampoco descartan que haya otros cadáveres en la zona donde desenterraron a las tres víctimas.
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